17 Mar Entrevista Knauf «Construcción de vivienda unifamiliar industrializada passivhaus»
Desde el blog oficial de Knauf, se ha realizado una entrevista a Javier de Antón Freile, arquitecto y socio fundador de CSO Arquitectura. A continuación os dejamos con la entrevista completa.
El Passivhaus, o casa pasiva, es un estándar de construcción que desde su nacimiento en Alemania hace tres décadas se ha ido extendiendo paulatinamente por el mundo gracias a su capacidad para reducir el consumo energético y generar confort. En España este estándar aun es minoritario, pero cada vez son más los despachos que apuestan por él. Este es el caso de CSO arquitectura.
Hemos conversado con el arquitecto y socio fundador de CSO Javier de Antón sobre un atractivo proyecto que se ha materializado en la localidad madrileña de Boadilla del Monte. Se trata de una vivienda unifamiliar de corte racionalista y de 600 metros cuadrados en la que se han aplicado los principios de la construcción pasiva con magníficos resultados. A principios de marzo la casa está en proceso de certificación que culminará con la obtención del certificado passivhaus correspondiente en 2021.
P. Comencemos por una breve historia de este proyecto. ¿Se planteó como passivhaus desde su concepción?
R. Recibimos el encargo de un ingeniero al que conocí hace 15 años. En aquel entonces proyectamos unas oficinas que él construyó y, como le gustó mucho el proyecto, me aseguró que el día que decidiera hacerse una casa nos llamaría de nuevo. Y cumplió su palabra.
En realidad, la primera premisa del encargo no fue hacer una vivienda pasiva. El cliente, que tiene una empresa de construcción industrializada en metal, es un enamorado de la arquitectura moderna. Al ser abierto a la innovación, nos facilitó plantearle la cuestión de la eficiencia energética y del certificado passivhaus. Se lo explicamos en detalle y le gustó. Claro está que el concepto de passivhaus le gusta a todo el mundo, ya que es un certificado de buena construcción.
“Hemos tenido el invierno más gélido de los últimos 50 años y la factura de la calefacción ha sido de 80 euros, para 600 m2″
P. Y que reconoce algunas ventajas incontestables. ¿Cuáles destacaría en el caso concreto de esta vivienda?
R. De entrada, un importante ahorro energético. Boadilla del Monte es un lugar fantástico, pero con inviernos muy fríos, y por tanto la eficiencia energética se convierte en un elemento de primer orden. Sin ir más lejos hemos tenido el mes de enero más gélido de los últimos 50 años y la factura de calefacción solo ha sido de 80 euros.
No menos importante es la cuestión de la salud. La casa tiene un sistema de depuración del aire que funciona las 24 horas del día e incluso cuando uno se encuentra en ella nota esa sensación de pureza a través del olfato. Cabe citar también el aislamiento: el ruido exterior no se percibe. El confort entra por los sentidos.
P. Esto es lo que gana el cliente. ¿Qué gana el arquitecto?
R. Esta casa, como cada proyecto passivhaus que hacemos, nos reafirma en nuestra propia convicción. Eso es lo que ganamos. Porque desde que empezamos a trabajar creemos en esto.
P. ¿La industrialización guarda alguna relación con el hecho de que sea un proyecto passivhaus?
R. No. Se trata de dos conceptos independientes. Una construcción pasiva se puede desarrollar perfectamente con arquitectura tradicional y una construcción industrializada puede no ser pasiva. En este caso concreto la opción por la industrialización se explica sobre todo por el background del cliente. Lo más interesante sin duda es que nos permitió levantar la estructura literalmente en cuatro días.
“La industrialización nos permitió levantar la estructura en cuatro días”
P. ¿De qué manera cumple la vivienda de Boadilla del Monte con los exigentes parámetros de la certificación?
R. Dentro de la certificación passivhaus existe el passivhaus Premium, que se otorga cuando una casa o edificio son autosuficientes al 100 %. El objetivo aquí no era llegar al máximo, aun así, nos movemos entre el 95 % y el 97 % de autosuficiencia en climatización. Con las placas solares y algunos elementos adicionales más sería posible conseguir el 100 % sin problema.
P. Uno de los elementos cruciales en todo proyecto passivhaus es la envolvente. ¿Cómo se ha tratado este aspecto?
R. Efectivamente, es una de las claves de la construcción pasiva. La envolvente térmica tiene que ser continua y sin puentes térmicos. Dependiendo de la zona climática, debe ofrecer mayor o menor aislamiento. En este caso optamos por la carpintería de aluminio con triple vidrio, pero en otra zona menos fría no hubiese sido necesario.
En todos los muros exteriores tenemos 25 cm de aislamiento, que hemos conseguido con el sistema de fachada AQUAPANEL® passivhaus de Knauf, compuesto por una serie de capas, unas más impermeables, otras de más aislamiento, y que también contiene barreras de vapor para frenar condensaciones, así como una lámina impermeable exterior. Personalmente, me gusta mucho cómo funciona.
Además, hemos añadido una fachada ventilada cerámica separada de la envolvente térmica, muy útil en verano, ya que se convierte en un auténtico parasol y mejora el confort térmico. No quiero olvidar el suelo, donde tenemos 15 cm de aislamiento, ni la cubierta ajardinada que, aparte de sus virtudes estéticas, es un regulador térmico estupendo.
P. La orientación es otro factor relevante.
R. Así es y para mí es el más importante. Históricamente, en nuestro clima las construcciones se han orientado al sur. Es innegable que esta orientación da unas ganancias térmicas muy interesantes. En la casa de Boadilla del Monte todas las cristaleras miran al sur permitiendo la captación del sol en invierno y protegiéndose del mismo en verano gracias a los vuelos de la estructura. Felizmente ha coincidido que las mejores vistas también están hacia el sur.
P. Con todo esto, ¿tiene sentido preguntarse por el papel de la calefacción?
R. Es una pregunta lícita, aunque no tan simple de responder. En principio una casa passivhaus como esta podría funcionar sin calefacción. Los 21 y 22 grados se pueden alcanzar perfectamente. Lo que sucede es que los clientes la piden para conseguir más temperatura y por una idea de seguridad.
Cabe añadir al respecto que la planta baja está semienterrada por la diferencia de cota en el terreno y evidentemente esto redunda en menores pérdidas de temperatura.
Luego hay que considerar la función del recuperador de calor que, más allá de su función renovadora de aire, mantiene la temperatura de la casa. Tengo que subrayar que quien viva en una casa passivhaus no tiene que abrir las ventanas porque, si lo hace, la temperatura se alterará demasiado. Igual que si tiramos leche fría de la nevera en la taza del café. Si no se comete este error, la calefacción tendrá que trabajar muy poco y solo compensará pequeñas pérdidas de temperatura que se dan al abrir la puerta para salir al exterior, por ejemplo.
A veces digo que una casa passivhaus es como una máquina que hay que enseñar a utilizar a los clientes. Pero las instrucciones son muy básicas, como hemos visto.
P. ¿Cuál ha sido el obstáculo más difícil que se ha superado en este proyecto?
R. En general, todo ha ido muy bien. Quizás lo más complicado ha sido superar el Covid, ya que en los días más duros estábamos en plena construcción. Dejando aparte esa cuestión, yo no hablaría de obstáculos, pero quizá el aspecto más complicado, como en cualquier casa pasiva, es conseguir la hermeticidad.
Las casas passivhaus se someten a un test específico sobre hermeticidad, llamado test blowerdoor que no es tan fácil de superar porque cualquier perforación en la envolvente o una ligera deficiencia en el sellado de la carpintería puede generar pérdidas.
“Esta casa ha costado un 10 % más, pero una vivienda passivhaus se amortiza en 4 o 5 años”
P. El passivhaus es la excepción en España. ¿Por qué?
R. Es verdad, ahora mismo es poco frecuente. Quizás una razón es que es un poco más caro que la construcción convencional. Esta casa de Boadilla del Monte ha costado un 10 % más por el hecho de ser passivhaus, pero yo diría que tampoco es un sobrecoste enorme y una vivienda passivhaus se amortiza en 4 o 5 años. Además, el coste de construir en España está ente 800 y 1000 euros el metro cuadrado, cuando en Alemania llega a 2500 euros y en otros países europeos se acerca más al de Alemania que al nuestro.
A pesar de la crisis, cada año se triplican los proyectos con certificación passivhaus. Hay una progresión sostenida y ahora empieza a ser una “marca” conocida. Estoy convencido de que veremos un avance aún mayor en esta década.
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